Transformar
los problemas en oportunidades y rompiendo
ataduras
Es bastante común encontrar historias asociadas a
situaciones donde podríamos apoyarnos o vernos reflejados en algún momento de
nuestra vida profesional. Las fabulas son la salida de asociación que como un
vehículo unen la realidad con la ficción.
De todas las que en algún momento me fueron llegando quiero
hoy rescatar dos: una la de La Vaca cuando por allá por 2001 leí el libro de
dicho nombre de Camilo Cruz y me pareció genial la asociación de cómo cada uno
de nosotros tenemos nuestras propias vacas que nos atan inconscientemente. Hace
un tiempo a esta parte del blog de un amigo (Martín Leroy) leí la fabula del
Burro que me pareció muy buena la visión del problema.
Por lo que quiero rescatar hoy al Burro y La Vaca en sus
dos fabulas que no tengo duda tienen mucha actualidad pero más aún futuro. Ya
que con más razón en estos tiempos que se avecinan donde sobresale el “Co”:
Co-creación, Co.working. Co-operar, tiempos de inteligencia colectiva donde la
generosidad y la colaboración son requisitos fundamentales que van a requerir
una mayor apertura, comportamiento asociativo, a desaprender lo malo y aprender
lo bueno para poder enfrentar los cambios rápidos que requieren las
organizaciones para transformase. Las culturas organizacionales no cambian por
arte de magia, no se transforman solas, somos los profesionales los que tenemos
que cambiar nuestros comportamientos, habilidades y conocimientos para provocar
esos cambios en las empresas.
. El Burro: Estrategias para transformar los
problemas en oportunidades
Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El
animal lloró fuertemente por horas, al no poder salir pese a los esfuerzos del
campesino, que trataba de sacarlo sin éxito.
Finalmente el campesino decidió que el animal ya estaba viejo, el pozo estaba seco, y necesitaba ser tapado de todas formas y que realmente no valía la pena sacar el burro.
Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarlo. Todos tomaron una pala y empezaron a tirar tierra al pozo. El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró desconsoladamente resignándose a la inevitable muerte…
Luego, para la sorpresa de todos, se tranquilizó.
Después de unas cuantas paladas de tierra, el campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... Con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble... Se sacudía la tierra y daba un paso hacia arriba..... mientras los vecinos seguían echando tierra encima del animal, él se sacudía y daba un paso hacia arriba.
Finalmente el campesino decidió que el animal ya estaba viejo, el pozo estaba seco, y necesitaba ser tapado de todas formas y que realmente no valía la pena sacar el burro.
Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarlo. Todos tomaron una pala y empezaron a tirar tierra al pozo. El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró desconsoladamente resignándose a la inevitable muerte…
Luego, para la sorpresa de todos, se tranquilizó.
Después de unas cuantas paladas de tierra, el campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... Con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble... Se sacudía la tierra y daba un paso hacia arriba..... mientras los vecinos seguían echando tierra encima del animal, él se sacudía y daba un paso hacia arriba.
Pronto todo el mundo vio sorprendido como el burro llegó
hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando...La vida va
a tirarte tierra, todo tipo de tierra... El truco para salirse del pozo es
sacudírsela y dar un paso hacia arriba. Si ves la tierra como problema…te
tapará.
Cada uno de nuestros
problemas es un escalón hacia arriba. Podemos salir de los más profundos huecos
si no nos damos por vencidos.
Para ser feliz:
Libera tu corazón del odio.
Libera tu mente de las preocupaciones.
Simplifica tu vida.
Da más y espera menos .… sacúdete la tierra porque en esta vida hay que ser solución, no problema.
Para ser feliz:
Libera tu corazón del odio.
Libera tu mente de las preocupaciones.
Simplifica tu vida.
Da más y espera menos .… sacúdete la tierra porque en esta vida hay que ser solución, no problema.
La historia de la
vaca: Rompiendo ataduras.
La historia cuenta que un viejo
maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos por qué muchas personas viven
atadas a una vida de mediocridad y no logran superar los obstáculos que les
impiden triunfar. No obstante, para el maestro, la lección más importante que
el joven discípulo podía aprender era observar lo que sucede cuando finalmente
nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero
potencial.
Para impartir su lección al joven
aprendiz, aquella tarde el maestro había decidido visitar con él algunos de los
lugares más pobres y desolados de aquella provincia.
Después de caminar un largo rato
encontraron la que consideraron la más humilde de todas las viviendas. Aquella
casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más distante de aquel
caserío, debía ser -sin duda- alguna la más pobre de todas….Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en
aquella casucha de 10 metros cuadrados pudiesen vivir ocho personas. El padre,
la madre, cuatro hijos y dos abuelos se las arreglaban para acomodarse en aquel
lugar….. Curiosamente, en medio de este estado de escasez y pobreza total, esta
familia contaba con una posesión poco común en tales circunstancias: una vaca.
Una flacuchenta vaca que con la escasa leche que producía, proveía a aquella
familia con el poco alimento de algún valor nutricional. Pero más importante
aún, esta vaca era la única posesión material de algún valor con que contaba
aquella familia. Era lo único que los separaba de la miseria total.
Y allí, en medio de la basura y el
desorden, pasaron la noche el maestro y su novato discípulo. Al día siguiente,
muy temprano y sin despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a
continuar su camino. Salieron de la morada y antes de emprender la marcha, el
anciano maestro le dijo a su discípulo: “Es hora de que aprendas la lección que
has venido a aprender”.
Sin que el joven pudiese hacer nada
para evitarlo, el anciano sacó una daga que llevaba en su bolsa y degolló la
pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda, ante los
incrédulos ojos del joven.
Maestro, dijo el joven: “¿Qué has
hecho? ¿Qué lección es ésta, que amerita dejar a esta familia en la ruina
total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca, que representaba lo único que
poseía esta familia?”
Haciendo caso omiso a los
interrogantes del joven, el anciano se dispuso a continuar la marcha, y maestro
y discípulo partieron sin poder saber que suerte correría aquella familia ante
la pérdida de su única posesión.
Durante los siguientes días, una y otra
vez, el joven era confrontado por la nefasta idea de que, sin la vaca, aquella
familia seguramente moriría de hambre. Un año más tarde, los dos hombres
decidieron regresar nuevamente por aquellos senderos a ver que suerte había
corrido aquella familia. Buscaron la humilde posada nuevamente, pero en su
lugar encontraron una casa grande. Era obvio que la muerte de la vaca había
sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían
tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores
posesiones, se había adueñado de aquel lugar y había construido una mejor vivienda.
¿Adónde habrían ido a parar aquel
hombre y sus hijos? ¿Qué habría sucedido con ellos? Todo esto pasaba por la
mente del joven discípulo mientras que, vacilante, se debatía entre tocar a la
puerta y averiguar por la suerte de los antiguos moradores o continuar el viaje
y evitar confirmar sus peores sospechas. Cuál sería su sorpresa cuando del
interior de aquella casa salió el hombre que un año atrás le diera morada en su
vivienda. ¿Cómo es posible? preguntó el joven. Hace un año en nuestro breve
paso por aquí, fuimos testigos de la profunda pobreza en que ustedes se
encontraban. ¿Qué ocurrió durante este año para que todo esto cambiara? Ignorante
del hecho de que el discípulo y su maestro habían sido los causantes de la muerte
de su vaca, el hombre relató cómo, coincidencialmente, el mismo día de su partida,
algún maleante, envidioso de su vaca, había degollado salvajemente al animal. El
hombre continuó relatándole a los dos viajeros cómo su primera reacción ante la
muerte de la vaca había sido de desesperación y angustia. Por mucho tiempo, la
vaca había sido su única fuente de sustento. El poseer esta vaca le había
ganado el respeto de sus menos afortunados vecinos, quienes envidiaban no
contar con tan preciado
bien. Sin embargo, continuó el hombre,
poco después de aquel trágico día, decidimos que a menos que hiciéramos algo,
muy probablemente, nuestra propia supervivencia estaría en peligro. Así que decidimos
limpiar algo del terreno de la parte de atrás de la casucha, conseguimos
algunas semillas y decidimos sembrar vegetales y legumbres con los que
pudiésemos alimentarnos.
Después de algún tiempo comenzamos a
vender algunos de los vegetales que sobraban y con este dinero compramos más
semilla y comenzamos a vender nuestros vegetales en el puesto del mercado. Así
pudimos tener dinero suficiente para comprar mejores vestimentas y arreglar
nuestra casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una vida
nueva.
El maestro, quien había permanecido en
silencio, prestando atención al fascinante relato del hombre, llamó al joven a
un lado y en voz baja le preguntó:
¿Tú crees que si esta familia aún
tuviese su vaca, estaría hoy donde ahora se encuentra?
Seguramente no, respondió el joven.
¿Si ves? Su vaca, fuera de ser su
única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida de
mediocridad y miseria.
Al no contar más con la falsa
seguridad que les proveía el sentirse poseedores de algo, así no fuese más que
una flacuchenta vaca, debieron tomar la decisión de buscar algo más.
En otras palabras, la misma vaca que
para sus vecinos era una bendición, les había dado la sensación de poseer algo
de valor y no estar en la miseria total, cuando en realidad estaban viviendo en
medio de la miseria.
Así es cuando tienes poco. Lo poco que
tienes se convierte en un castigo, ya que no te permite buscar más. No eres
feliz con ello, pero no eres totalmente miserable. Estás frustrado con la vida
que llevas, más no lo suficiente como para querer cambiarla. ¿Ves lo trágico de
esta situación?
Cuando tienes un trabajo que odias,
que no suple tus necesidades económicas mínimas y no te trae absolutamente
ninguna satisfacción, es fácil tomar la decisión de dejarlo y buscar uno mejor.
No obstante, cuando tienes un trabajo del cual no gustas, que suple tus
necesidades básicas pero no te ofrece la oportunidad de progresar; que te
ofrece cierta comodidad pero no la calidad de vida que verdaderamente deseas
para ti y tu familia, es fácil conformarte con lo poco que tienes.
Muchos de nosotros también tenemos
vacas en nuestra vida. Ideas, excusas y
Justificaciones que nos mantienen
atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de estar bien cuando frente
a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por descubrir. Oportunidades
que sólo podremos apreciar una vez que hayamos matado nuestras vacas.
La vaca simboliza todo aquello que te
mantiene atado a la mediocridad.
Una vaca puede ser una excusa. Una
vaca también puede ser un pensamiento irracional que te paraliza y no te deja actuar.
En ocasiones las vacas toman la forma de falsas creencias que no te permiten
utilizar tu potencial al máximo.
Las justificaciones, por lo general,
son vacas. Éstas son explicaciones que has venido utilizando para justificar
por qué estás dónde estás, a pesar de que no quisieras estar ahí.
Como ves, las vacas pueden adoptar
diferentes formas y disfraces que las hacen perceptibles en mayor o menor
grado. En general, toda idea que te debilite, que o que te dé una salida para
eludir la responsabilidad por aquello que sabes que debes hacer, es seguramente
una vaca.
Las excusas son las vacas más comunes.
Éstas no son más que maneras cómodas de eludir nuestras responsabilidades y
justificar nuestra mediocridad buscando culpables por aquello que siempre
estuvo bajo nuestro control.
Sólo tres cosas son ciertas acerca de
las excusas:
Si verdaderamente quieres encontrar
una excusa, ten la plena seguridad que la encontrarás.
Cuando comiences a utilizar esta
excusa (vaca), ten la total certeza que encontrarás aliados. ¡Sí! Vas a
encontrar personas que la crean y la compartan. Ellas te van a decir, “yo sé cómo
te sientes porque a mí me sucede exactamente lo mismo”. La tercera verdad
acerca de las excusas es que una vez que las des, nada habrá cambiado en tu
vida. Nada habrá cambiado acerca de tu realidad. Tu mediocridad seguirá ahí, el
problema que estás evitando enfrentar mediante el uso de esa excusa permanecerá
igual. No habrás avanzado hacia su solución, por el contrario, habrás
retrocedido. Las excusas son una manera poco efectiva de lidiar con el peor
enemigo del éxito: La mediocridad.
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